Las vainas de Armando
Zabaleta.
Frecuentemente visitaba a
Armando en su residencia del barrio Modelo de Barranquilla. Era una biblioteca
andante en lo que a música vallenata se refiere. Me contaba con lujo de
detalles las historias y razones de sus variadas canciones y de sus años de
músico trashumante por los departamentos de aquel lado del río, como La
Guajira, El Magdalena, y El Cesar, acompañando a Luis Enrique Martínez,
Colacho, Mendoza, y “Chema” Gómez, como cantante, compositor y guacharaquero. Canciones
de peso y trascendencia como La garra, Amor comprado y No voy a Patillal,
ganadora en 1.973 del concurso de la canción inédita en el Festival de la
Leyenda Vallenata, permanecen en la memoria colectiva de los amantes del
vallenato; sin embargo voy a referirme a lo que me contó Armando sobre su tema,
Aracataca espera, un regaño que hizo a nuestro Nobel de Literatura, Gabriel
García Márquez.
El nombre inicial de la
canción era, El caserón, producto de la visita que hizo el compositor a
Aracataca en 1.972 a la casa donde nació el escritor del realismo mágico.
“Llegué a la casa, en una de esas giras que yo hacía por los pueblos del
Magdalena y me dirigí a la casa donde había nacido mi amigo Gabo, quien en ese
año había regalado un premio que se ganó en Venezuela a una organización
socialista. Casi me desmayo al ver el estado lamentable y de abandono total en
que se encontraba la casa, la que yo había imaginado como una tacita, adornada
con un jardín de flores amarillas.
Prosigue el maestro- “Salí
sudoroso y molesto de ese viejo caserón y me dirigí a la plaza del pueblo, preparando
una respuesta musicalizada a la situación que acababa de vivir, y allí me
encontré con un viejo amigo, Manuel “El Mello Pérez” y le comenté en tono bajo,
lo que venía meditando:
En
Aracataca está ese viejo caserón
donde
nació el autor de Cien años de soledad,
que
hoy tiene publicidad por su famosa novela
Y
ni así él ha sido capaz de hacer nada por su tierra.
Yo creo que con ese premio
que se ganó, hubiera arreglado la casa, le dije al amigo, quien me aseguró que
estaba bien, pero que ese nombre de El caserón, no era el adecuado, que le
pusiera mejor, Aracataca espera, que era algo así como la esperanza que tenía
el pueblo con su hijo más destacado. La verdad es que me gustó la recomendación
y así con ese nombre se grabó la canción por Los Hermanos López y en la voz de
Jorge Oñate en 1.974”.
Un año después Armando se
encontró con el Nobel en un evento cultural y el saludo al oído fue una sola
frase: ¡esas son tus vainas vergajo! El transcurrir del tiempo sanó las heridas
y los dos amigos volvieron a hablar de vallenato muchas veces, en históricos
encuentros sazonados del instrumento cuyos sonidos arrugan el sentimiento.
Ese día en la terraza de la
casa del compositor, cuando ya la enfermedad de Parkinson, comenzaba a hacerse
notorio en sus manos, seguimos hablando de su tierra El Molino y luego su
compañera de toda la vida, Adelma Sofía Meza, nos acercó un reconfortante tinto,
con un pedazo de queso y bollo de mazorca.
El 09 de junio de 2.010,
despedimos a Armando Darío Zabaleta Guevara en los Jardines de la Eternidad de
Barranquilla y allí su primo “Beto Zabaleta”, antes de bajar el féretro a las
entrañas de la tierra, comenzó a cantar, No voy a Patillal, pero el dolor
truncó su voz; afortunadamente se encontraban presentes los cantantes, “Toby”
Tovar y Marcos Díaz, quienes gustosos acudieron en su ayuda y pudimos escuchar
por última vez al lado del gran juglar, la canción que le dedicó a su gran
amigo Freddy Molina.
Cuando
escucho el paseo de Los tiempos de la cometa,
me
imagino que estaba presintiendo su despedida,
porque
es verdad que el tiempo que se va no regresa
solo
queda el recuerdo de las cosas queridas…
https://www.youtube.com/watch?v=eLs8wSCWDU0
ResponderEliminarSiempre con exquisito relato
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