El siniestro de Ovejas: 70 años

Samuel Muñoz Muñoz

         

El municipio de Ovejas, en el departamento de Sucre, se llamó inicialmente San Francisco de Asís, pero este nombre no pasó a la posteridad, ya que sus pobladores prefirieron el nombre de la finca, donde conseguían los medios para satisfacer sus necesidades básicas: Ovejas.  

 Sus primeros habitantes eran pertenecientes al grupo étnico de los finzenúes, ubicados en el valle del río Sinú, quienes se organizaron en pequeños poblados, para poder mantener el trueque, su sistema económico. De esas pequeñas veredas podemos señalar a Macajan, Cata, Pijiguay y Chorroy.

 A mediados del Siglo XX, Ovejas era un próspero municipio, y un gran centro tabacalero, donde se cultivaba la variedad de tabaco negro, Cubita, que se sembraba a gran escala y fue traído por el agricultor José María Pizarro, de Cuba. Ese nombre lo tomó el bus accidentado, donde viajaban dos acordeoneros muy conocidos de la época.

“Ay, en el siniestro de Ovejas

hasta los santos lloraron,

de recuerdo solo quedan

aquellos que se quemaron”.

 Una pequeña gruta con la imagen de la Virgen del Carmen, levantada en la curva “La Santa”, a un lado de la carretera Troncal de Occidente, protege la inscripción que recuerda el fatal accidente, ocurrido el 1º de febrero de 1.950. Había llovido desde temprano en toda la zona de los Montes de María, y la carretera que conduce de Sincelejo, a Ovejas, estaba resbaladiza y lista para ganarle la partida, a los automotores que le fallaran los frenos, y a los conductores desprevenidos. Gilberto Buelvas, un joven de 30 años, conducía, “La cubita”.

 

El 1º de febrero de 1.950, a las dos de la tarde, salió de Sincelejo, rumbo a Ovejas, el bus escalera “La cubita”, y cuarenta minutos después, se volteaba e incendiaba en la curva “La Santa”, a solo dos kilómetros de su destino final. Los acordeoneros Rafael Gutiérrez de Valledupar y Carlos Araque de Manaure, se encontraban de gira por varios municipios de la Sabana, y se dirigían en el primer viaje de la mañana al municipio tabacalero, a continuar con sus actividades musicales; pero Rafael Gutiérrez decidió bajarse del bus, y lo hizo en el fatídico viaje de la tarde, sin imaginarse que jamás volvería a su tierra vallenata.

Donde estaba Carlos

Donde estaba Araque

Ay, lleno de tristeza

Por esta tragedia…

Muchos habitantes de Ovejas, llegaron rápidamente al lugar del accidente, pero la altura y fuerza de las llamas que eran alimentadas por muchas pimpinas de gasolina, que transportaba el bus en su parte superior, junto a detergentes, aceites y telas, impidieron el rescate total de los pasajeros. Cuentan que “Tío Tigre”, el ciego del pueblo, que viajaba en la última banca, salió sin un rasguño y sin ayuda, porque según sus propias palabras, tuvo un episodio de visión en el momento en que el bus caía al fondo de la cuneta. El conductor llamado Gilberto Buelvas, salió ileso de la cuneta, pero se regresó a rescatar a un niño que lloraba, dentro del bus, y en ese momento una nueva explosión, acabó con su vida.

“Un carro bajando loma

a cualquiera le sucede,

peligran varias personas

entre ellas Rafael Gutiérrez”…

 Este accidente inspiró a Carlos Araque Mieles, nacido en Manaure en 1.910 y fallecido en Ovejas, en 1.987, a componer el merengue, “El siniestro de Ovejas”, grabado inicialmente por su conjunto, para perpetuar la memoria de su gran amigo Rafael Gutiérrez, quien venía alegre en el bus, con su conjunto cantando los versos del Amor, amor.

También motivó al desaparecido periodista y director de cine Ernesto MacCausland Sojo, a producir la película “Siniestro”, premiada en el 22o Festival de Cine Latinoamericano de la Habana, en el año 2.000. La canción fue grabada, posteriormente en 1.971, por los Hermanos López, con la voz de Jorge Oñate, y “Poncho” Zuleta, como guacharaquero.



El Binomio de Oro, en el año 2.001, hizo una magnífica grabación de esta tragedia, con Jean Carlos Centeno, como cantante.

 

Donde estaba Carlos

Donde estaba Araque,

Muy lleno de tristeza

Por esta tragedia…

 


Es importante recordar que, Ovejas, desde 1.985 celebra, El Festival de Gaitas Francisco LLirene, creado por iniciativa del educador y poeta, José Ramón Mercado Romero, quien pensó en el tamborero de altas cualidades, que fue Pacho LLirene, para que el evento llevara su nombre, reconociéndole sus acrobacias y matices rítmicos, en el manejo del tambor.

 

Los sonidos de la gaita de la Sierra Nevada no convencían, entonces la entrada del tambor alegre, del llamador y de la tambora, esta última por parte de Catalino Parra, es algo que arrebata y conmueve el mundo de la gaita y le da vida a este instrumento, porque la música de los pueblos kogis, es primigenia, sus matices no tienen fuerza melódica, es más bien usada para ritos, leyendas y mitos, relacionados con la muerte y actos ancestrales muy tristes. El término, gaita, es introducido al país por los gallegos, venidos de España, en la época de la Conquista, y asemeja el sonido de las suaras, fotutos o chuanas, de origen indígena.

 


“No se necesita recavar a pico y pala, para saber que Ovejas fue el primer pueblo que adoró y vivió encantado con la gaita, tan es así que en el corregimiento Almagra, ubicado en las goteras de Ovejas, encontramos a la diosa de la gaita, una amalgama de bronce y cobre, acompañada de una gaita de cinco huecos, que se conserva en el pueblo, y sirve para mostrarle a todos interesados la veracidad de nuestra historia musical. Ovejas es sin duda, el ombligo universal de la gaita. 

El humanista Manuel Zapata Olivella, hizo el milagro con los Gaiteros de San Jacinto, al llevarlos a Asia, Europa y otros lugares del mundo para que fuera conocida nuestra tradición musical; sin embargo, no hay una placa ni un busto para este gran hombre, demostrando con ello, lo desagradecidos e injustos que hemos sido con él. Ni siquiera una canción han hecho para el Maestro Zapata Olivella, que le dio nombradía a la gaita hace muchos años. La gaita la tocan igual en Corozal, en Sincelejo, Morroa, Cereté; Tocar la gaita, es un asunto regional”; recalca el profesor, José Ramón Mercado.

 

 Carlos Araque.

(Escuchar canción, link adjunto).

 

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